"Moverse en Libertad. Desarrollo de la movilidad global"


Hace tan sólo unas semanas realizamos un taller de psicomotricidad. Allí pudimos compartir experiencias diversas, aprender cosas nuevas y debatir sobre algunos conceptos.

Como comentamos en aquel momento, hablamos por supuesto de un libro a mi entender interesantísimo sobre el desarrollo psicomotor del bebé: «Moverse en Libertad» de Emmi Pikler:

«En el campo de la motricidad global (movimientos de conjunto, posturales) se han realizado numerosas investigaciones. La originalidad de ésta reside en haber sido hecha con el propósito de estableces un método nuevo de educación consistente en dejar al niño en completa libertad para moverse -ropa adecuada, espacio suficiente y ausencia de todo adiestramiento motor por parte del adulto-.

La Dra. Pikler demuestra que el niño aprende a sentarse y a andar aunque no se le siente ni se le lleve de la mano. El desarrollo motor se produce de modo espontáneo, mediante su actividad autónoma, en función de la maduración orgánica y nerviosa.

Al sentirse libre, el pequeño de 3, 6, 9 ó 15 meses se muestra activo, interesado, serio en su juego, agradable en sus relaciones, ágil, diestro y preciso en sus movimientos sin esforzarse demasiado al hacerlos y relajado en su cuerpo; va aprendiendo con flexibilidad y con prudencia las sucesivas habilidades motoras con su propia acción y en los momentos que él elige.

El libro, además de las estadísticas que presenta, ofrece ilustraciones rebosantes de vida y de movimiento. Todos los que se ocupan del cuidado de los niños pequeños, y quienes están dedicados a la educación especial encuentran en él material de reflexión y directrices de actuación.»

Muchas veces, en la sociedad en la que vivimos, nos regimos por normas, por consejos «profesionales» y dejamos de lado lo que realmente nos pide nuestro interior, nuestro instinto.

Cuando un bebé llora lo hace por algo, ya sea por habre, frío, calor, necesidad de contacto físicio… El bebé ha pasado 9 meses en constante contacto con el cuerpo de su madre, sintiéndola cada momento, cada movimiento, siempre acompañado. Al nacer necesita seguir sintiendo esa seguridad que le aportaba el vientre de su madre, ese contacto físico con ella. Si un bebé se siente seguro se muetra tranquilo y confiado para comenzar a explorar el mundo que le rodea.

Los seres humanos tenemos, como todos los mamíferos, la condición innata de aprender, no necesitamos que nos enseñen a comer, a dormir, a sentarnos, a andar. Lo que sí necesitamos es que nos permitan hacerlo.

Así, existen elementos que interfieren en el desarrollo natural del bebé, como puede ser «invitarlo» a sentarse antes de que esté preparado, utilizar «taca-taca» (andadores), o mantenerlo atado en una silla o hamaquita sin dejarlo experimentar con su cuerpo, volteándose libremente sobre el suelo, reptando o gateando.

Un bebé al que se le permite moverse en libertad, respetando sus inquietudes, su necesidad de contacto físico, sus deseos de experimentar, pasará por las distintas etapas que Emmi Pikler describe en su libro, alcanzando cada movimiento o postura cuando él esté preparado y no cuando alguien más crea que es el momento. Conseguir cada nuevo logro por sí mismo, además, deja un mensaje positivo: «yo puedo hacerlo, no necesito a nadie que lo haga por mí».

Hay mucho para hablar sobre este tema, ¡dos días de taller se nos quedaron cortísimos!.
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