Qué título más raro ¿verdad?, pero tiene su significado, mucho.
En el post anterior, el de la primer angiografía cerebral de control, os contaba que, en el hospital esa misma tarde, había recibido una visita muy especial y, junto a ella, una sorpresa enorme, una de esas que no te la esperas y que te llena el corazón, no sólo por el detalle, que eso ya es muy grande, sino por recordar cuanta gente buena, sensible y generosa, existe en el mundo, gente que incluso sin llegar a conocer a quien está necesitando un abrazo, va y le regala el más grande que puede; eso le alegra el alma a cualquiera.
Cuando estaba embarazada de mi niña mayor busqué y busqué un lugar donde parir en el que nos respetaran, lo que más deseaba era parir a mi bebé y recibirla en mis brazos. Practicamente acababa de llegar a España y no sabía nada de la situación del parto por aquí, ni de cómo se manejaban las clínicas privadas ni los hospitales públicos.