Galletas navideñas. Receta.

Sí, una de las cosas que más me gustan de estas fechas es esa, hacer galletas, esta vez con formas navideñas ^_^, impregnar toda la casa con su aroma, (¡me encanta cómo huelen las galletas recién hechas!) pensar en cómo decorarlas para hacer un regalito especial o simplemente disfrutar de comerlas en familia (aunque, por más que regalemos algunas ¡siempre nos comemos unas cuantas!)

 

A los niños suele encantarles ayudarnos en la cocina, y, si tiene una parte creativa, donde pueden modelar y hacer formas a su antojo ¡más aún!. Mis niñas se lo pasan en grande, tanto que, una vez hecha la masa, como mi cocina es muy pequeñita, les llevo todos los «instrumentos de cocina» a la sala, a una mesa más grande, y, allí, las dejo experimentar a gusto.

La receta que usamos nosotras es muy sencilla, de hecho, yo no tuve que hacer practicamente nada (o mejor dicho ¡no me dejaron hacer nada!), mis niñas, con 4 y 7 años, se las arreglaron perfectamente para hacer ellas solas, sus galletas.

La receta es muy parecida a otra que ya os había puesto el año pasado por estas fechas, solo que aquellas eran galletas integrales, éstas también llevan una parte de harina intergral, pero otra parte es de harina blanca.

Ingredientes:

• 3/4 taza de azúcar (o 1 entera dependiendo de lo golosos que seáis) (Podéis utilizar azúcar de caña ¡si es biológica mejor!, sólo que quedarán galletas más «morenitas»)
• 2 tazas de harina. Nosotras utilizamos 1 taza de harina blanca y otra taza de harina integral.
• 2/3 sobre de levadura.
• 170 gr de mantequilla.
• 1 huevo grande o 2 huevos pequeñitos.
• 1 pizca de sal.
• 1 cucharadita de esencia de vainilla.
• Unas gotitas de limón.

Se mezcla el azúcar con la mantequilla hasta hacer una pasta homogénea, luego se agrega el huevo entero (o, si es muy pequeño, se agrega 1 huevo entero y 1 yema de otro), las gotas del limón, la pizca de sal y la esencia de vainilla, y se mezcla bien. Se agrega la harina previamente mezclada con la levadura, despacito mezclando bien, y finalmente se la deja una hora en la nevera.

Una vez pasado ese tiempo se la saca del frío, se coloca sobre la mesa limpia previamente espolvoreada con harina y se pasa el rodillo hasta conseguir un espesor de 0,8 cm más o menos. Y ya está, ¡a desbordar creatividad!

Una vez cortadas las formas las llevamos al horno, a 170-180º durante 11-14 minutos y, ¡a disfrutar!.

Recién sacadas del horno, aún calientes, son muy tiernas y se rompen con facilidad, por lo que hay que levantarlas de la bandeja de horno con suavidad y dejarlas enfriar sobre una reja. Una vez frías son crujientes, y, para nosotras ¡muy ricas!.

Pero hacer galletas no es solamente una forma divertida de pasar la tarde, además de poder luego disfrutar de ellas uno mismo, también pueden ser un bonito regalo.

Regalar algo hecho por uno mismo siempre tiene un encanto especial y, para ello, es necesario envolverlas de modo que se note el cariño y el esmero que hemos puesto al hacerlas, al pensar en esa persona especial que recibirá nuestro regalo.

Hay muchas maneras de envolver galletitas, más adelante os enseñaré una cajitas de cartulina que quedan muy monas, pero, hoy, os enseño cómo quedaron estas galletitas, las que embalamos inspiradas en las galletas que enseñó Kireei en su revista.

Nosotras dividimos la cantidad de galletas que hicimos en 2 grupos (vale, miento, en 3, ¡que un grupo nos lo comimos apenas salieron del horno!)

El primero lo pusimos en la tapa de una cajita de zapatos pequeñita, previamente forrada en papel de regalo (si es una tapa de cartón «color cartón», sin pintar, puedes dejarla así, queda muy bonita también, ésta estaba pintada y los dibujos no venían al caso…).

Sobre la caja simplemente se coloca una cartulina, en este caso roja (color navideño ^_^) y ¡ya está!, a embalar las galletas allí:

El segundo grupo simplemente lo apilamos y lo envolvimos en papel celofán, para ello previamente se corta un cuadrado de celofán y un círculo de cartón que servirá de base, se apilan las galletitas sobre él y se termina atando con una cinta o similar:

 

¡Del color que quieras! (El arbolito está hecho simplemente a mano alzada en una cartulina marrón)

 

También puedes ponerle otra etiqueta más pequeñita y más «personal», por ejemplo con el nombre de la persona a quien van dirigidas. En la revista de Kireei podéis ver lo bonitas que les quedaron a ellos.

Cualquiera de las 2 formas son muy sencillas de hacer y… ¿a quién no le gustan las galletas? 🙂